49 Cuando los de la ciudad vieron que los judíos dominaban la ciudad
a su talante, perdieron el ánimo y levantaron sus clamores
al rey
suplicándole:
50 «Danos la mano y cesen los judíos en sus ataques contra nosotros
y contra la ciudad.»
51 Depusieron las armas e hicieron la paz. Los judíos alcanzaron gran
gloria ante el rey y ante todos los de su reino y se volvieron a Jerusalén con
un rico botín.
52 El rey Demetrio se sentó en el trono de su reino y la tierra quedó
sosegada en su presencia.